Cuentan que Felipe II, impresionaba tanto a algunos de sus súbditos en sus audiencias, con su fama de seriedad y sobriedad, que cuando los recibía palidecían. No eran capaces de abrir la boca. El rey les decía entonces
“por favor, sosegaos, sosegaos”
Necesitamos sosiego, claro que sí. Ver los telediarios puede causar una honda depresión. No los veo. Soy persona de radio. Todo eso reduce la enfermedad aunque no la elimina.